Japón construye una gran muralla de 400 km contra tsunamis
En el 2011, gran parte de la costa noreste de Japón fue devastada por el tsunami ocasionado por un terremoto de magnitud 9.0, con epicentro en la región de Tōhoku.
La catástrofe ocasionó más de 18.000 muertes (sumando desaparecidos), y causó daños al país por un valor estimado en unos 34 mil millones de dólares.
Para prevenir un daño similar a futuro, Japón comenzó a planificar diques a gran
escala que se construirán en las zonas más afectadas.
El gran muro:
Este plan con un costo de $ 6.800 millones de dólares, enlazará 440 tramos de murallas entre sí para formar una barrera de 400 kilómetros de largo (250 millas).
La gran pared alcanzará en algunas secciones hasta 12 metros de altura, eso es aproximadamente el tamaño de un edificio de cuatro pisos.
Los contras:
No hace falta decir que el proyecto es un controvertido plan, además de ser bastante deprimente al obstaculizar la vista al mar. Associated Press informa, que los opositores están descontentos ya que la construcción puede dañar los ecosistemas marinos y resultar perjudicial para la pesca, además, no asegura una protección total a los residentes en estas áreas, a quienes todavía se les aconsejará trasladarse a un terreno más alto en el caso de un terremoto, y no esperar a ver si las paredes soportan todo el evento.
Muros antiguos:
En tiempos pasados, Japón contaba con muros de protección en la región, muchos de los cuales fueron construidos en la década de 1930, después de un gran tsunami. Uno de ellos soportó de buena forma el tsunami del 2011, pero la mayoría sin embargo no lo hizo.
De acuerdo con The Economist ... "La evidencia de su efectividad es endeble. Si bien es cierto que Fudai, un pueblo refugiado detrás de un escudo gigante de hormigón escapó ileso en 2011, por su parte la ciudad de Kamaishi con un rompeolas de 1.600 millones de dólares (que figuraba en el Libro de los Guinness Récords como el más grande del mundo), se derrumbó con el impacto. Casi el 90 por ciento de los diques existentes a lo largo de la costa noreste sufrieron el mismo destino".
"Lo más seguro es que la gente viva en tierras más altas, y que sus lugares de trabajo se encuentren en lugares separados, que los desarrolladores no construyan donde no se debe. Si hacemos eso, no se necesita tener una "Gran Muralla", dijo Tsuneaki Iguchi, quien fue alcalde de una de las poblaciones afectadas.
Según Reuters, Iguchi está presionando por una idea alternativa "plantar bosques mixtos a lo largo de las costas sobre montículos altos de tierra o escombros".
Una pared de bosque no detendrá un tsunami, pero ayudaría a reducir la velocidad de las olas, y podría evitar que los residuos sean arrastrados hacia el mar.
En este momento, parece que el muro de hormigón ganará, y tal vez valga la pena, siempre y cuando se lleve a cabo con las consideraciones adecuadas para proteger el medio ambiente.
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