Nueva sangre artificial: esperanza frente a la dificultad de conseguir sangre donante en el mundo


Las estadísticas indican que nueve de cada diez personas necesitarán una transfusión de sangre en algún momento de su vida. A pesar de esto, y de las numerosas campañas de concientización, las tasas de donación son inferiores al uno por ciento de la población en 73 países, la mayoría de ellos en vías de desarrollo.

Teniendo en cuenta que en el mundo millones de pacientes no tienen acceso a este recurso cuando lo necesitan -fundamentalmente aquellos que sufren enfermedades crónicas, complicaciones en el parto, cirugías o accidentes de tránsito- diversos científicos han dedicado años de trabajo al desarrollo de sangre artificial. Aunque no deje de parecer insólito, la búsqueda de un tejido alternativo no es ninguna novedad: ya en el siglo XVII Christopher Wren hizo los primeros experimentos en su mascota.

En la actualidad, la sangre artificial se trabaja mediante perfluorocarbonos (PFC), un líquido claro e inerte de consistencia similar al aceite, o soluciones de hemoglobina, que utilizan elementos vivos como placenta humana, sangre vacuna o bacterias. Entre los avances más recientes, científicos del Centro Escocés de Medicina Regenerativa obtuvieron a mediados de este año el permiso para desarrollar sangre a partir de células madre adultas. Esto permitiría transportar de manera efectiva oxígeno y dióxido de carbono por todo el cuerpo.

Sin embargo, uno de los aportes más curiosos en el tema fue presentado en esta última semana, cuando científicos rumanos dieron a conocer un tipo de sangre artificial hecha con agua, sal y proteínas de gusanos marinos. Luego de seis años de investigación, el equipo de la Universidad de Babes-Bolyai, liderado por el doctor Radu Silaghi-Dumitrescu, ya realizó las primeras pruebas en ratones y planea aplicarla en humanos dentro de los próximos dos años.

Hasta el momento, los científicos no hallaban una proteína capaz de resistir a la tensión mecánica y química propia de estos procesos. Para su sorpresa, encontraron que la hemeritrina -molécula de los gusanos marinos- puede soportar varios tipos de estrés y ser mucho más resistente y duradera que la hemoglobina natural.

Luego de realizar las pruebas con ratones y obtener resultados satisfactorios, sin ningún tipo de reacciones adversas, los investigadores indicaron que la nueva mezcla sería universal y aplicable al 98 por ciento de la población. Esta sangre artificial tiene la intención de suministrar oxígeno de 10 a 24 horas, hasta que el cuerpo sea capaz de reemplazar el flujo perdido ante una lesión o cirugía.

Como si esto fuera poco, Silaghi-Dumitrescu también manifestó que con este método se podría crear sangre instantánea guardando el preparado de hemeritrina y sal, para luego incorporar el agua cuando sea necesario. 

A pesar del intenso trabajo de estos y otros investigadores, aún no existe sangre artificial aprobada para ser aplicada en centros de salud. Por el momento, el hombre biónico es el único que cuenta con este tipo de plasma, pero los más optimistas esperan que en menos de dos años pueda aplicarse en los humanos para resolver problemas como la escasez de donates y el desarrollo de infecciones.

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